A veces te das cuenta de que el verdadero caos llega cuando las situaciones que enmarcan tu vida y tu momento espacio temporal, son lo mas simples que has visto y vivido en mucho tiempo. Esto es lo que hay, asi de simple y asi de caótico, y normalmente así de amargo. Pero bueno, lo amargo no tiene porque ser malo, sólo que nos hemos acostumbrado malamente a otros sabores más sencillos a la hora de degustarlos y vivirlos.
La causalidad de las cosas es algo que se nos escapa y por eso nos resignamos y nos mentalizamos de que eso es lo que nos viene. El problema es que, aunque en parte eso es asi porque muchas veces se te escapa de las manos lo que creias controlado y lo que querias, te das cuenta de que sólo nos queda retozar en la mierda y en la pena. Si de verdad nos resignamos, tragaríamos ese amargo bocado (con mayor o menor esfuerzo) y tiraríamos de nuevo con lo que nos viene, supongo.
Creo que es el momento de levantarme, poner la mesa, retirar la comida del fuego. Un poco de vino, tinto mejor, más intenso. Copa, cubiertos, servilleta, plato sopero, el vino reposando una vez abierto. Es hora de servir la comida. Enciendo una vela, aunque la escena sea solitaria, no tiene porque estar descuidada. Me arreglo para la ocasion y me siento, dispuesto a empezar a comerme todo ese plato, que doy por seguro, será muy amargo.
Que aproveche.