jueves, 23 de junio de 2011

Y pase lo que pase, el tiempo que pase y por mucho que lo intente, es verte y sentirlo, sigo sintiendo lo mismo, lo cual es una maravillosa putada.

miércoles, 22 de junio de 2011

Comienzo de mi proyecto literario "Un mundo sórdido a traves de una taza de cafe"

La primera vez que escuche la voz de Lewis ya me bastó para saber que quería compartir con él cada momento de mis noches que pudiera. Fue a través de un programa llamado Excursions on a Wobbly Rail y no fue escuchándole cantar, fue escuchándole hablar, con esa voz penetrante que me amaestraba en los sonidos del jazz más underground, oscuro y prohibido de la época, aquellos primerizos años 60 de los conservadores y heterosexuales Estados Unidos de América.

- Un billete sencillo. A la Estación Central, si. Gracias-

Hace frío seco, ha nevado pero la noche ha sido despejada, ha helado, el frío te corta las fosas nasales, las cuales se sacrifican por las mañanas para calentar tu capricho vital en forma de oxígeno y por las noches en forma de...

- Voy a pedirme un Vodka con limón y ya veremos después, vale tío? Queda mucha noche.- Le dije a mi ansioso compañero.

Gente, trabajadores, estudiantes, clones, como tú al fin y al cabo, no te creas especial. No me creo especial. Todos en una pelea encarnizada representada por la carrera de obstáculos que consiste en pasar por tornos, bajar por escaleras mecánicas que no funcionan y correr por helados andenes antes de que salga el sol para acceder a unos trenes que parecen de ganado, y así acomodarse en su letargo hasta alcanzar su destino, momento en el cual todos nos sacudimos la legaña y volvemos a la intensa carrera para llegar al metro.

Cada día la misma rutina, y aun así tengo la estúpida sensación de poder recordar cada día a la perfección. Cada persona con la que me cruzo, esa mujer impresionante, o esa estudiante morbosamente remilgada, el rapero de turno o el trabajador de obra, con su uniforme, al igual que el yuppie, uniformado cual obrero de la construcción. Cada día pienso, como si fuera algo innovador, en rodar una secuencia de vídeo en plano subjetivo desde la salida del tren hasta que cojo el metro. Cada día lo decido, cada día no lo hago, cada día le hago una maravillosa felación a mi talento por la idea, pero se queda en un calentón, como los polvos a medias.

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